La dieta mediterránea además de un patrón alimentario se define como un estilo de vida, formado por la cultura, el paisaje y diferentes técnicas que han ido evolucionando y; que comparten todos los pueblos de las orillas del mediterráneo.
Su importancia en la salud del individuo no se limita al hecho de que sea una dieta equilibrada, variada y con un aporte de macronutrientes adecuado, si no a los beneficios de sus alimentos, característicos por su bajo contenido en ácidos grasos saturados y alto en monoinsaturados, así como en carbohidratos complejos y fibra, además de ser rico en sustancias antioxidantes.
Es un buen ejemplo de dieta variada, nutritiva, apetecible y saludable y de hecho, es catalogada como la mejor dieta del mundo, tanto por las características de sus alimentos como por sus costumbres horarias.
Está estudiado que ayuda a controlar enfermedades como la diabetes y a prevenir enfermedades crónicas, como es el caso de los problemas cardíacos, en los que diferentes investigaciones afirman que puede ayudar a prevenirlos, sobre todo en ancianos que tengan un alto riesgo de padecerlos.
La dieta mediterránea se caracteriza por una serie de alimentos que se deben de consumir con cierta regularidad por sus características y para ello, lo resumimos en una especie de decálogo:
- Consumir alimentos de origen vegetal en abundancia: frutas, verduras, hortalizas, legumbres y frutos secos. Se recomienda consumir cinco raciones de frutas y verduras al día, ya que debido a su alto contenido en antioxidantes y fibra pueden contribuir a prevenir, entre otras, algunas enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
- Los cereales: pan, pasta, arroz y sus productos integrales, son alimentos imprescindibles por su alto contenido en hidratos de carbono complejos y deben consumirse diariamente.
- Utilizar el aceite de oliva como grasa de elección en la elaboración y preparación de todo tipo de platos. Es un alimento rico en vitamina E, beta-carotenos y ácidos grasos monoinsaturados que le confieren propiedades cardioprotectoras. Representa un tesoro dentro de la dieta mediterránea.
- Consumir pescado regularmente y huevos con moderación. Se recomienda el consumo de pescado azul como mínimo una o dos veces a la semana ya que sus grasas – aunque de origen animal- tienen propiedades muy parecidas a las grasas de origen vegetal a las que se les atribuyen propiedades protectoras frente enfermedades cardiovasculares.
- Consumir diariamente una cantidad moderada de productos lácteos, principalmente yogurts y quesos.
- Consumir ocasionalmente carnes rojas y a ser posible formando parte de platos a base de verduras y cereales.
- Preferencia por alimentos poco procesados, frescos y de temporada ya que, sobre todo en el caso de las frutas y verduras, nos permite consumirlas en su mejor momento, tanto a nivel de aportación de nutrientes como por su aroma y sabor.
- La fruta fresca debería ser el postre habitual, y reservar los dulces y postres para ocasiones especiales.
- El agua es la bebida por excelencia en el Mediterráneo y esencial en nuestras vidas. El vino debe tomarse con moderación y durante las comidas por sus efectos beneficiosos y en el contexto de una dieta equilibrada.
- Llevar una vida activa realizando ejercicio físico diariamente (adaptado a nuestras necesidades) contribuye a mantener un peso adecuado e incrementar los beneficios de este tipo de alimentación.
Los huevos contienen proteínas de muy buena calidad, grasas y muchas vitaminas y minerales que los convierten en un alimento muy rico. El consumo de tres o cuatro huevos a la semana es una buena alternativa a la carne y el pescado.
Fuentes:
http://dietamediterranea.com/
http://visitemosmisiones.com/noticias/salud/dieta-mediterranea-reduce-un-30-el-riesgo-de-infarto-y-acv/
http://www.abc.es/sociedad/20131112/abci-diabetes-chat-cabrera-201311121248.html
http://www.elnuevoherald.com/2013/02/25/1416869/dieta-mediterranea-una-mejor-salud.html
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